Recién llegadita de Mérida -sí, ese lugar donde las palabras "brisa", "frescor" y "chaquetita" han sido borradas del diccionario porque ¿pá qué? si nadie conoce a qué se refieren- tras un viaje de una rapidez digna de Regreso al futuro, vengo cargadita de impresiones persas.
Sí, más bien con la mochila repleta de opiniones sobre la obra dirigida por Calixto Bieito y, cómo no, del Teatro romano de Mérida, "marco incomparable" y caluroso, la verdad - y si no que se lo digan a la ola de abanicos que se veían moverse como una ola, que diría la Jurásica, antes de comenzar el espectáculo. Era mirar a los sufridos espectadores y ver abanicos, hojas, programas... moverse como un mar de colores (vengo poeta, eh?). Bueno, pues a lo que iba.
Opiniones oídas al público asistente al acabar el evento:
-Bu
-Fuera
-¿Dónde están Los persas?
- No vuelvo a comprar una entrada sin saber qué obra es
-Un bodrio
- Ves, esto es teatro de verdad. Una obra que te dice cómo es el mundo, como te lo contaban los griegos, pero adaptada a lo de hoy, para que lo entendamos mejor
- Ha sido interesante
- ¿Tomamos algo aquí o fuera?
Comentarios oídos DURANTE LA OBRA:
-Fuera
- Aupa Atleti
- ¿Cómo va el partido?
- Dime, que estoy en el teatro
- Qué bien ha cantado
-Qué bien ha estado eso
Como podréis comprobar, se repite el fuera, pero vamos, yo sólo se lo oí durante y después de la obra al mismo que al principio cantó con los actores la canción de la Legión de "soy el novio de la muerte", que el espectador se sabía entera. Mentalmente, ya vaticiné yo que acabaría o yéndose - lo que hicieron al menos 20 personas, que yo viera- o gritando ese "fuera". Vamos, que estaba claro que iba a acabar decepcionadillo el hombre.
Bieito estará contento, que le pone eso de que la gente salga de sus obras... Y si no, ya me contarás lo de estrenar una obra antimilitarista, antinacionalista y bastante desagradable, intensa, sobrecogedora y horrible -como todas las guerras- en el Festival de Mérida , pudiendo estrenarlo en el Grec. Que le va la marcha. Y yo lo aplaudo.
Pues sí, desagradable, intensa, sobrecogedora, horrible, espantosa como toda guerra. Así son las escenas que protagoniza un coro de soldados españoles en Afganistán. Un coro porque esta obra mantiene la estructura clásica griega con un coro -lo soldados-, unos protagonistas - Jerjes, la hija (Natalia Dicenta), y un padre, Darío (Roberto Quintana)- que explican sus sentimientos en monólogos, un fantasma y repeticiones de una o dos ideas claras, a modo de estribillo... Aquí los dioses aparecen como neones, banderas o Ejército. Son los que dirigen los pasos de estos seres. Pero la obra gana con la readaptación -realizada por Bieito y Pau Miró- porque podemos identificar frases y momentos de "Apocalypsis Now" y momentos musicales como "Cry, cry Baby" de Janis Joplin (cantada magistralmente por Dicenta, te pone los pelos de punta, es muy intensa). En algunos momentos, la obra parece, es, un musical. En otros, un drama terrorífico. Siempre, una denuncia sin respiro contra la guerra
y contra los nacionalismos. Porque, como se dice durante toda la obra, "La guerra nunca termina. La guerra es eterna" y "La guerra va siempre contra los niños", los que son niños, los que serán niños y los que fuimos niños.
y contra los nacionalismos. Porque, como se dice durante toda la obra, "La guerra nunca termina. La guerra es eterna" y "La guerra va siempre contra los niños", los que son niños, los que serán niños y los que fuimos niños.