martes, 4 de septiembre de 2007

Noche de danza con Baryshnikov






Entre el 2 y el 5 de septiembre algunos tendrán la oportunidad de ver de nuevo a Mikhail Baryshnikov en Madrid. Y encima de un escenario (que es lo suyo, aunque ahora sea más conocido como el novio pintor de Carrie Bradshaw, la protagonista de la serie Sexo en Nueva York, interpretada por Sarah Jessica Parker).
Y digo algunos porque hace días que es imposible conseguir entradas, y yo me he quedado sin ellas (snifff)...
Con 59 años, volverá a bailar y no hay que perdérselo. Mucha gente dirá que está viejo y que no merece la pena. Es verdad que ya no veremos sus famosos saltos y sus piruetas, pero Baryshnikov conserva toda su presencia sobre las tablas y se dice que es el mejor bailarín vivo que existe. Es la oportunidad de ver bailar a una leyenda.

Lo demostró el año pasado cuando actuó con la compañía de la
Baryshnikov Dance Foundation , Hell's Kitchen Dance. Al frente de la Fundación, Baryshnikov acompaña a los bailarines que forman parte del nuevo proyecto de la Fundación, Baryshnikov Arts Center (BAC). Y lo hace con enorme generosidad y gran sentido del humor. Sabe que él es el gran reclamo del cartel cuando danza. Su compañía, joven pero magnífica, es aún poco conocida y le viene muy bien la publicidad que acompaña al gran bailarín, que no defrauda. La coreografía en la que el año pasado danzó consigo mismo (detrás tenía una pantalla con imágenes de él hace años, bailando con toda la energía de la juventud). Con una gran elegancia y mucho humor, Barysnhikov repetía los gestos de su joven imagen. Por supuesto, sin piruetas ni saltos. Pero sólo verle allí, observando cómo se movía y cómo utilizaba los gestos y los brazos para transmitir, fue maravilloso. Al fin y al cabo, la danza debe transmitir, hacer sentir, y eso lo consigue Mikhail. En otra de las coreografías salía como el maestro, el que marcaba los pasos de la danza y todos los demás bailarines le seguían, transmitiendo el testigo a su joven compañía que demostró en todas las coreografías un nivel altísimo tanto de creación como de técnica y ejecución.

Este año Baryshnikov no viene con su joven compañía, pero estará magníficamente acompañado por Ana Laguna, Hristoula Harakas y Jodi Melnikc en el escenario del
Teatro Español , y bailarán coreografías del prestigioso Jirí Kylián -ex director del Nederlands Dans Theater que, por cierto, abrirá la temporada del Teatro Real de Madrid en unos días- (CarMen), de Donna Cuchizono (Leap to Tall) y de Mats Ek (Place).

martes, 28 de agosto de 2007

Sobre la desobediencia


“Una persona puede llegar a ser libre mediante actos de desobediencia, aprendiendo a decir no al poder. Pero no sólo la capacidad de desobediencia es la condición de la libertad; la libertad es también la condición de la desobediencia. Si temo a la libertad no puedo atreverme a decir “no” no puedo tener el coraje de ser desobediente. En verdad, la libertad y la capacidad de desobediencia son inseparables; de ahí que cualquier sistema social, político y religioso que proclame la libertad pero reprima la desobediencia, no puede ser sincero”. Erich Fromm: Sobre la desobediencia y otros ensayos.

viernes, 17 de agosto de 2007

El crimen sin resolver



El asesinato de Elisabeth Sort , conocida como "La Dalia Negra" por los vestidos negros que vestía - y bautizada así también como un juego de palabras con la película que Alan Ladd protagonizó por entonces (La dalia azul)-, inspiró el libro de James Ellroy en el que se basa la película, que ya anuncio que no he visto.

El libro de Ellroy es pura novela negra. Un crimen, unos detectives, una historia que resolver. Pero Ellroy siempre es es algo más. Es la corrupción que rodea a la polícia, la sordidez de Los Ángeles, las relaciones complicadas, la confusión, la búsqueda de la verdad como huída y medio que acabe con todos los problemas...

El crimen de
La Dalia Negra quedó sin resolver. Hay muchísimas páginas en internet que hablan del tema y que tratan de hallar al culpable para tan horriple asesinato. Como los protagonistas del libro, mucha gente se ha enganchado a la historia de Betty Sort.

Una cita y una peli


"La cosa más cruel que un hombre le puede hacer a una mujer es considerarla perfecta". D.H. Lawrence

No creo que sea la cosa más cruel (se me ocurren muchísimas más, millones de veces peores como la violencia, el asesinato...), pero es curiosa la cita. Está clarísimo que "Nadie es perfecto". Da que pensar y me recuerda el papel de Katherine Hepburn en "Historias de Filadelfia": la mujer a la que todos consideran perfecta y que quiere dejar de serlo, que desea que la vean como una mujer con sus fallos. Necesita que la quieran cuando deja de ser responsable y se deja arrastrar por el alcohol, la locura o la pasión.

lunes, 30 de julio de 2007

Los Persas by Calixto Bieito


Recién llegadita de Mérida -sí, ese lugar donde las palabras "brisa", "frescor" y "chaquetita" han sido borradas del diccionario porque ¿pá qué? si nadie conoce a qué se refieren- tras un viaje de una rapidez digna de Regreso al futuro, vengo cargadita de impresiones persas.
Sí, más bien con la mochila repleta de opiniones sobre la obra dirigida por Calixto Bieito y, cómo no, del Teatro romano de Mérida, "marco incomparable" y caluroso, la verdad - y si no que se lo digan a la ola de abanicos que se veían moverse como una ola, que diría la Jurásica, antes de comenzar el espectáculo. Era mirar a los sufridos espectadores y ver abanicos, hojas, programas... moverse como un mar de colores (vengo poeta, eh?). Bueno, pues a lo que iba.

Opiniones oídas al público asistente al acabar el evento:

-Bu

-Fuera

-¿Dónde están Los persas?

- No vuelvo a comprar una entrada sin saber qué obra es

-Un bodrio

- Ves, esto es teatro de verdad. Una obra que te dice cómo es el mundo, como te lo contaban los griegos, pero adaptada a lo de hoy, para que lo entendamos mejor

- Ha sido interesante
- ¿Tomamos algo aquí o fuera?

Comentarios oídos DURANTE LA OBRA:

-Fuera

- Aupa Atleti

- ¿Cómo va el partido?

- Dime, que estoy en el teatro

- Qué bien ha cantado

-Qué bien ha estado eso

Como podréis comprobar, se repite el fuera, pero vamos, yo sólo se lo oí durante y después de la obra al mismo que al principio cantó con los actores la canción de la Legión de "soy el novio de la muerte", que el espectador se sabía entera. Mentalmente, ya vaticiné yo que acabaría o yéndose - lo que hicieron al menos 20 personas, que yo viera- o gritando ese "fuera". Vamos, que estaba claro que iba a acabar decepcionadillo el hombre.

Bieito estará contento, que le pone eso de que la gente salga de sus obras... Y si no, ya me contarás lo de estrenar una obra antimilitarista, antinacionalista y bastante desagradable, intensa, sobrecogedora y horrible -como todas las guerras- en el Festival de Mérida , pudiendo estrenarlo en el Grec. Que le va la marcha. Y yo lo aplaudo.

Pues sí, desagradable, intensa, sobrecogedora, horrible, espantosa como toda guerra. Así son las escenas que protagoniza un coro de soldados españoles en Afganistán. Un coro porque esta obra mantiene la estructura clásica griega con un coro -lo soldados-, unos protagonistas - Jerjes, la hija (Natalia Dicenta), y un padre, Darío (Roberto Quintana)- que explican sus sentimientos en monólogos, un fantasma y repeticiones de una o dos ideas claras, a modo de estribillo... Aquí los dioses aparecen como neones, banderas o Ejército. Son los que dirigen los pasos de estos seres. Pero la obra gana con la readaptación -realizada por Bieito y Pau Miró- porque podemos identificar frases y momentos de "Apocalypsis Now" y momentos musicales como "Cry, cry Baby" de Janis Joplin (cantada magistralmente por Dicenta, te pone los pelos de punta, es muy intensa). En algunos momentos, la obra parece, es, un musical. En otros, un drama terrorífico. Siempre, una denuncia sin respiro contra la guerra
y contra los nacionalismos. Porque, como se dice durante toda la obra, "La guerra nunca termina. La guerra es eterna" y "La guerra va siempre contra los niños", los que son niños, los que serán niños y los que fuimos niños.

jueves, 26 de julio de 2007

Donnellan y su Cymbeline


Ver a la compañía Cheek By Jowl es impresionante. Ver Shakespeare realizado por estos actores ingleses dirigidos magistralmente por Declan Donnellan emociona, sorprende y te hace "engancharte" al teatro. Prometo que después de ver esta obra no le pongo pegas a ninguna obra de 4, 5, ó 12 horas. Me apunto a ver "Homebody/Kabul", "2666" o el "Mahabaratta", de Peter Brook (si lo estuvieran representando en algún lugar) al momento. Cuando sales de esta función, quieres ver más de este teatro, del bueno, buenísimo. Con deciros que pensé comprar una entrada para hoy, mañana o pasado (sólo estarán hasta el día 28 en el Teatro Español de Madrid) nada más pisar la calle... Una pena que me reclame Mérida y Bieito con Los Persas...


Si podéis, no dejéis de acercaros a ver esta obra, de lo mejor de la temporada. La forma en la que Tom Hiddleston se desdobla en dos personajes, Póstumo y Cloten, pasando de uno a otro en un segundo y que parezca que realmente estás viendo a dos personas distintas es increíble! Los actores ingleses son otra cosa. Jodie McNee es fantástica como Imogene, pero Gwendoline Christie borda a la Reina Madrasta y Richard Cant es un gran Pisanio y Guy Flanagan un fantástico Iachimo, con su acento italiano. Hay una escena cómica con tres actores que podría estar en una serie de TV, en una película o encima del escenario y no creo que los actores tuvieran que cambiar nada. Serían igual de creíbles y de graciosos. Es impresionante. Esa forma de transmitir verdad, realidad, es lo que trabaja Donnellan con sus actores. Esto decía el director en una entrevista el año pasado con Marcos Ordóñez en El País : "En el mundo actual, donde hay tal sobredosis de imágenes, es una obligación para todo creador separar lo auténtico de lo impostado. Para eso hay que mirar de nuevo como un niño, en el sentido de que sólo un niño puede decirte sin pudor "no te creo". Cuando vamos al teatro queremos ver grandes personajes y grandes emociones, pero mueren en el mismo instante en que el actor intenta "hacerlo ver". Muchos actores entran en pánico porque tratan de "mostrar" una emoción. Es terrible, porque tienes la sensación de que te quieren persuadir de algo que, en realidad, no está pasando."

A mí me pasa muchísimo en el teatro. Ves gente que actúa. Yo no quiero ver gente que actúa encima de un escenario. Quiero ver gente que sufre, vive, piensa, se emociona realmente. Y, para que yo, espectadora, no vea que son actores y que me olvide de la posición de observadora, tengo que empatizar, reconocerme en esos personajes. Creérmelos de tal manera que no piense: "no existen, son falsos. Están actuando". Y que te pueda pasar con un Shakespeare es genial y una se siente muy agradecida por haberlo podido ver. "Peter [Brook] me ha enseñado muchas cosas del teatro (...) Pero lo más importante fue la noción del teatro como un viaje, una búsqueda espiritual. Estamos aquí para contar historias y, a través de ellas, conocernos, descubrirnos. Peter nunca es rebuscado ni pomposo. Me enseñó a huir de lo superficial, a buscar siempre hacia lo hondo pero sin perder la levedad. Es un alquimista, que combina admirablemente lo sacro y lo profano. Graduar ambas cosas es algo esencial a la hora de plantearse un espectáculo. Y entender que el teatro es un arte permanentemente inacabado", observa Declan Donnellan.


Discípulo de Brook, Donnellan desnuda prácticamente el escenario y lo llena con los actores, con sus movimientos medidos y con las luces que aparecen y desaparecen magistralmente. La adaptación es fantástica ya que el texto no se toca, es Shakespeare con su inglés antiguo, se habla de Britannia, de César Augusto, de los romanos... pero no desentona en absoluto con los trajes y la ambientación de los años 40, 50 que ha elegido el director británico.


Desgraciadamente me perdí The Changeling el año pasado, que también trajo Cheek by Jowl al Festival de Otoño. No pienso perderme nada más de lo que haga esta compañía. Y, para quien tenga oportunidad, Donnellan dirigirá Andrómeca en París en el teatro que dirige Peter Brook Théâtre des Bouffes du Nord . Ah! Y en el Festival de Otoño tendremos a Peter Brook, de nuevo, con The Grand Inquisitor, basada en Los hermanos Karamazov de Dostoyeisky, además de Fragmentos, basada en textos de Beckett. Pero del Festival de Otoño hablaremos más adelante porque no vamos a parar!!

viernes, 20 de julio de 2007

Mahagonny, la ciudad del placer, en Madrid



Entre ópera y musical, Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny es una oportunidad estupenda para

a) ver una obra de Bertolt Brecht y Kurt Weill y plantearse luego si descubrimos las semejanzas con nuestra propia sociedad, tan actual es

b) conocer las Naves del Español en el Matadero de Madrid, el nuevo espacio cultural de la capital

c) disfrutar de una puesta en escena brillante, con un escenario enorme que permite ver a los actores-cantantes muy, muy cercanos, al lado, obra de Mario Gas

d) disfrutar, además, de unos coros brillantísimos, más, en mi opinión, que muchos solos de los actores principales.

Si tengo que decidir entre ópera y musical, he de confesar que puedo opinar más de musicales que de ópera. Y esta obra está a medio camino entre ambos, aunque tenga momentos operísticos más brillantes que los meramente musicales. Con una música fantástica de Kurt Weill, una historia político-moral de Brecht y un montaje audiovisual muy logrado, el ritmo de la creación de la "ciudad del placer" durante la primera parte es trepidante. La voz en off de Santiago Ramos es perfecta para guiarnos por la aparición de la ciudad, la llegada de los tres delincuentes fundadores, la aparición de las prostitutas lideradas por Jenny Smith y la entrada en la ciudad de los rudos trabajadores de las minas y bosques de Alaska, entre los que se encuentra Jim Mahoney. Las peripecias de Jimmy en una ciudad donde se acumulan los placeres, pero también las
prohibiciones, se interrumpen por la llegada de un tifón que, tras arrasar la ciudad, desata una revuelta que lleva a Mahagonny a ser el paraíso de los hombres: todo se permite y se permite en exceso, tanto, que los amigos de Jimmy mueren de una comilona y en una pelea. En la borrachera final tras la juerga, Mahoney invita a beber a todos, pero no tiene dinero, y no tener pasta es lo único que no se perdona en la ciudad. Es más, pueden echarte dos noches de arresto por no ayudar a un amigo pero es pena de muerte si no pagas tus deudas. Condenado, ni una sóla persona se ofrece a pagar la deuda por él y Jimmy muere, abandonado por todos.

La escena final de manifestación de los habitantes de Mahagonny es genial. Con pancartas en las que se puede leer "Por la injusta distribución de los bienes terrenales", "Por la libertad de los ricos", "Por la corrupción", "Por la justicia", "Por la justa distribución de los bienes supraterrenales", el coro se eleva por encima de todo para dejarnos con esa ciudad en la que todos los principios inmorales son los que se reivindican.

Aunque tiene aspectos muy brillantes, reconozco que hubo momentos en los que la adaptación al castellano me chirriaba. Parecía que muchas palabras, muchas sílabas estaban encajadas en la música y, en algunos momentos, incluso me disgustaba. Pero el resultado final es muy recomendable. Imprescindible porque no hay muchas ocasiones de ver a Weill y Brecht sobre el escenario. Ojalá veamos pronto La ópera de tres centavos en escena!!

martes, 17 de julio de 2007

Regreso

Perdón por esta desaparición de un mes... Oposiciones, ReS , colaboraciones y la vida, en general, me han tenido okupada.
El concierto de los Stones fue fantástico. Son muy grandes los Stones!! Esa pasarela que tienen en el espectáculo y que se introduce en mitad del público permite verlos muy cerca. Se le ven todas las arrugas a Richards y los morritos a Jagger!! Ron Wood no paró de tirar púas al público y de charlar con sus compañeros durante todo el concierto. Se reían, sonreían y había momentos en los que Wood y Richards se partían de risa juntos!
Charlie, en su sitio, tranquilo, poniendo orden. Fue el único que, al acabar el concierto, se puso una chaquetita, para no enfriarse. El único que es consciente de su edad jejejee 64 años!!! Jagger cumplirá 62 en julio, pero desde luego no los aparenta. Así como Richards está cascao, y se le nota (se pierde, casi se tropieza en la canción que canta con Ron Wood a la guitarra, y se oyó un uyyyy sin aliento entre el públic!!), Jagger no paró ni un minuto.
Momentazo fueron las llamaradas que salían del escenario -¡dando un calor infernal!- cuando empezó Sympathy for the devil. Jagger no paró de hablar en castellano, pidiendo perdón por tardar tanto en venir y animando. Muy gracioso cuando la gente cantaba Oé, oé, oé, oé... y él creía que decían Olé jejejejee

Bueno, qué más decir. Ya lo habréis leído en las crónicas. Por cierto, al saxo estuvo el gran
Bobby Keys.

Al grano. Yo quería recomendaros varias cosas que no hay que perderse:

- Realidades avanzadas, de lo que ya hablamos hace unos meses . Teatro Pradillo

- Cymbeline, un Shakespeare poco conocido de la mano de una de las mejores compañías del momento, Cheeck by Jowl dirigida por Declan Donellan (la obra The Changeling que representaron en el Festival de Otoño del año pasado fue lo mejor de lo temporada, a decir de muchos críticos). Teatro Español

- Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, de Brecht y Kurt Weill. Imprescindible. Naves del Español en el Matadero de Madrid

- Porgy & Bess, ópera musical de Georges Gershwin, en los Veranos de la Villa (Conde Duque)

jueves, 21 de junio de 2007

Menos 7!!!!

Ya están aquí, ya llegan!! Esta vez sí!!!

Toda Raquel Meller


Acaba este fin de semana una obra que ha recibido muy buenas críticas, incluso de los más exigentes (como mi/nuestro Borja que anda por Malta dedicado a viajar y ver mundo y que ya no se dedica a esto de la crítica, temporalmente, hasta que vuelva...). La obra en cuestión es Por los ojos de Raquel Meller, un recorrido por la vida de la artista que fue cantante, cupletista y actriz de cine. Nacida Francisca Marqués López, fue una de las artistas españolas con más éxito internacional durante los locos años veinte y treinta. Se hizo famosa con las canciones compuestas por José Padilla, El Relicario y La violetera.

De la obra que ahora acaba su temporada en la Sala Tribueñe de Madrid este fin de semana se ha dicho:
Borja F. Cabeza, en LaNetro.com: "La obra trasmite energía y encandila desde el primero hasta el último de los 20 números musicales y escenas de variedades que la componen. Hugo Pérez crea un homenaje a la diva que podía haber caído en la tentación de ser una mera sucesión de interpretaciones musicales en las que los actores se limitaran a acompañar las canciones. Pero no es así: cada una de las escenas sorprende e innova sobre la anterior, con un universo de curiosos detalles que capturaron mi atención durante toda la obra.A pesar del colorido que deslumbra en toda la función (especial mención a los innumerables cambios de vestuario, digno de cualquiera de los teatros de "primera división"), da la sensación de que estamos contemplando una sucesión de estampas en blanco y negro. Ésa es la grandeza de la obra, que entronca con el objetivo de retratar los espectáculos de la época y a una Raquel Meller calificada varias veces como "legendaria y antigua". Los mismos términos podríamos emplear para el montaje de la Sala Tribueñe, que cuenta con un final muy emotivo para los fans de la figura de la Meller (que probablemente al final del espectáculo éramos todos los asistentes a la función."

No merece que le ponga al lado de Borja (sé que me lanzará todo su agudo ingenio), pero voy a poner lo que ha dicho Ansón, (sí, Luis María, aka me-gusta-mas-una-rubia-que-una-corona-borbónica) de la obra en el periódico El Mundo:"...la sabiduría de Hugo Pérez ha montado Por los ojos de Raquel Meller, comedia musical que se hace nostalgia en las canciones de una de las artistas grandes de la copla española (...)María Ángeles Pérez Muñoz, Irina Kouberskaya y Rocío Osuna bordan las tres edades de Raquel Meller con seguridad en la escena y perfección insólita en la canciones(...) La obra deja un mensaje inconmovible: Raquel Meller fue una pionera en la defensa de los derechos y libertades de la mujer."

Javier Vallejo, en El País -Babelia, señala que "Hugo Pérez homenajea a la cantante que teatralizó el cuplé en Por los ojos de Raquel Meller una evocación poética del universo de la cupletista, encarnada por la joven artista Mª Ángeles Pérez Muñoz.” Y en el On Madrid lo consideran un "delicioso espectáculo".
Yo lo iré a ver el sábado. Ya os contaré. Si alguien se anima, el sábado y el domingo es el último fin de semana que se podrá ver en escena, por esta temporada al menos.

martes, 19 de junio de 2007

Propuestas para las próximas semanas...


... y que aún no he visto:

- Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny. Musical de Bertolt Brecht y Kurt Weill, a cargo de Mario Gas, en las Naves del Matadero (Legazpi, Madrid) a partir del día 21.


-Las brujas de Salem, de Arthur Miller, Español, Madrid.


-Sacred Monsters, Festival Grec, Barcelona, sólo dos días, el 21 y el 22. ¡No os perdáis a Sylvie Guillem!

Un poco de todo



Reconozco que he estado muy dispersa y poco centrada en actualizar este blog. Diversas actividades -culturales- me han tenido ocupada. De otro tipo, también, pero centrémonos. A saber, actividades varias que han robado tiempo y cabeza a este blog:

-The Killers, en concierto. No había que perderse a Brandon Flowers and Cia en directo. Y menos gratis invitada por mi jefa que me dio una entradita!!! Además, tocaban también los Smashing Pumpkins. Se pueden ver fotos estupendas hechas por Inthesity .

- Fiesta de fin de curso de la Escuela de Música de Buitrago de Lozoya. Lo que hace tener amigos que se apuntan a coros y hacen fiestas de fin de curso!! No me pasaba desde la academia de baile de mi hermana, años ha.

- Viajecito a Cascante, Navarra, para disfrutar de una parrillada non-stop y de una maravillosa y perfecta compañía. Gracias Pepe y Mila por vuestra hospitalidad!!

- Il Trovatore, en el Real. Con dos magníficas cantantes: la mezzo Dolora Zajick y la soprano Fiorenza Cedolins, que destacaban por encima de los demás. Y un tenor, Francisco Casanovas, aka La Bolita o La Canica, con una bonita voz pero menos pasión que un conglomerado de cemento. Mientras la Cedolins le ponía pasión al personaje, acercándose a su amado trovador, Casanovas parecía peleado con ella. Por favor, que alguien nos cuente si se llevan mal o se han peleado. En vez de "morir en sus brazos" como establece el libreto, la pobre Leonora tuvo que morir agarrada a la puerta de una celda... También me gustó Anthony Michaels-Moore haciendo de conde Luna. Creo que tiene un papel en el que hay que ser generoso porque la que se luce es la soprano, y él lo fue. De todas formas, siempre es bonito ir al Real. Y, además, nunca había visto que le tiraran flores a una cantante como ocurrió con la Zajick, muy merecidas, la verdad.

- Mujeres Soñaron Caballos. Con esta obra se ha cerrado la temporada de la Sala Francisco Nieva, aka sala pequeña, del Teatro Valle-Inclán. Afortunadamente, se reprogramará a principios de la temporada que viene, en septiembre u octubre, aunque, parece ser que ya sin Blanca Portillo que va a incorporarse al rodaje de Cuéntame para TVE.
Mujeres soñaron... es una obra sobre la violencia cotidiana, familiar... La violencia como forma de comunicación y de control, de poder y como una forma de entender la vida y las relaciones. Una violencia que se traslada a la sociedad. Impactante y con un ritmo que no deja respiro -no es de extrañar que no haya habido entradas y que la sala estuviera siempre llena hasta arriba-, la obra nos instala en una reunión familiar en la que la comunicación se basa en la agresividad, donde las lealtades y el amor se confunden, y donde todo huele a tensión.
Los personajes "pacíficos" aparecen débiles, dominados por los que utilizaban su poder físico y su certeza de saber que cuentan con el amor-lealtad de los que les quieren por encima de todo. Sin embargo, la rebelión es posible y los débiles pueden explotar en un entorno de violencia con la misma violencia. La violencia engendra violencia, una vez más.
Cotilleo: en la representación que yo vi estaban Gonzalo de Castro, el Gonzalín de Siete vidas, y Nathalie Poza, de Animalario. Flipé con la Poza. No paró de gemir, asustarse y reírse como si estuviera en un parque de atracciones. Que se cuide esa intensidad que para la vida diaria debe de ser muuuu malita. Está claro que el escenario lo lleva dentro, demasiado.


miércoles, 6 de junio de 2007

Móvil, un cierre penoso para la temporada del CDN


Parece que el final de temporada del Centro Dramático Nacional no está siendo muy bueno. Después del horror de Splendid's, nos llega también Móvil, un aburrimiento que Sergi Belbel se ha atrevido a firmar y Miguel Narros a dirigir. Dos horas casi, dos horas, de una obra que no se cree nadie, en la que se dan dos relaciones paralelas entre madres e hijos, sin que ninguna de las dos aporte nada. Y lo que la obra tenía que aportar, se lo cargan los actores.


Sí, porque salvo Nuria González, que trata de dar vida y alma a un personaje desagradable y que, efectivamente crea un personaje -y es lo más salvable de este montaje-, María Barranco es María Barranco en todo momento; es decir, que a veces está bien pero otras veces es irritante como sólo ella puede llegar a serlo. De Marina San José, la hijísima de Ana Belén y Víctor Manuel, sólo decir que se carga
la mejor escena de la obra por su tono ñoño, sin ningún ritmo. Dan ganas de darle dos tortazos, noviolentos, claro. Y el cuarto en discordia es Raúl Prieto, que parece que se ha tomado algo porque no para de hacer bobadas y decir tonterías. Ser joven no significa hacer estupideces y saltar, dar botes continuos y gritar. Ni siquiera cuando estás traumatizado por tu relación familiar y por tu vida. Da un poco de vergüenza ajena verle, de verdad.

Si en la obra en Barcelona, dirigida por Lluís Pasqual, la puesta en escena desquiciaba por sus luces (por lo visto, hubo gente que, directamente, sacó las gafas de sol y se las colocó), en la obra dirigida por Narros el espacio se oscurece y los elementos escénicos son muy escasos: una mesa, una banqueta, una especie de banco... La imaginación está obligada a funcionar para ver coches, aeropuertos, hoteles, casas... Algo que me gustó (ya oigo los comentarios: ¡menos mal!) fue cómo los actores se alternan en sus "monomóviles" (el monólogo ha pasado a mejor vida por medio de la tecnología) estando dentro del escenario todos a la vez. Son las luces, los focos, los que muestran el protagonismo y van pasando de uno a otro en la parte final de la obra.


Me temo que el CDN ha apostado por un texto nuevo, de un autor sobradamente conocido y apreciado (Belbel es el autor de la exitosísima y muy buena El Método Grönholm), pero muy flojo. Una no sabe dónde quiere llegar Belbel, aparte de hablar de la incomunicación en nuestros días. Y, como dice Bieito, lo primero es saber qué quieres decir.

viernes, 1 de junio de 2007

Vuelve Manu Chao!


En septiembre saca nuevo disco. Amenizaremos la espera tratando de pillarle en alguno de los conciertos sorpresa que da especialmente en Barcelona y Madrid (el último, por lo visto, fue en Malasaña) y escuchando el single Rainin in Paradize , con denuncia política incluída. A disfrutar!

viernes, 18 de mayo de 2007

De dos en dos


Dos obras, dos actores en cada una, dos batallas éticas: La última noche de la peste, de Juan Diego Botto, y Madrugada de cobardes, de José Cabanach. En ambas, dos personajes contrapuestos oponen su distinta forma de ver el mundo.


La primera, en la Sala Mirador, es un duelo entre autores que deben adaptar la obra de Albert Camus Estado de Sitio (segunda versión de La Peste). Los actores, Raúl Arévalo y Manuel Solo, dan vida, respectivamente, a un autor comprometido fracasado y a un dramaturgo de éxito esteticista, de los que les gustan los finales abiertos, metafóricos. La adaptación de esta obra les llevará a plantearse su forma de entender el teatro y la vida. En medio de sus discusiones, Botto intercala pequeños sketchs que reflejan lo que significa esa "Peste" que tratan de adaptar: la dictadura, la tortura, la humillación, la venganza, la degradación del ser humano, en suma. Pero me temo que el enlace entre ambas partes es escaso. No, seamos claros, es nulo. No se entiende por qué se pasa de un momento a otro ni qué sentido tienen en la obra. Los actores están bien pero sus caracteres son demasiado tópicos, demasiado típicos, sin llegar a revelar una verdad profunda, sin convertirse en arquetipos. Un amigo con el que iba comentó que parecía un ejercicio de fin de curso de los actores y creo que es la definición más correcta de la obra.


La segunda, en el Teatro Fígaro, es Madrugada de cobardes. Juan Carlos Naya es un ladrón que penetra en la cámara acorazada de un banco, repleta de cajas de seguridad con muchos secretos. Ángel Solo es el segurata que le pilla in fraganti. Entre los dos se inicia un duelo de poder, de control, un juego psicológico con muchos giros y muchos altibajos. Pese a que el texto está muy trabajado y es destacable, no así la dirección de escena, también debida a Cabanach. Se echa en falta una mayor contención y dirección de los actores. Supongo que Cabanach no se atrevió a lidiar con Juan Carlos Naya, que se deja llevar por un tono demasiado marcado y condescendiente y una gesticulación innecesaria. Ángel Solo no acaba de cuajar su personaje. Una pena porque da mucho juego y comienza con mucha fuerza. Algunos excesos del final (por qué subirse a la mesa???) despistan bastante. Pese a todo, la química entre ellos está lograda.

En la obra, estos dos liantes se juegan la vida mintiéndose el uno al otro. La moral de la sociedad, los secretos, el poder, los intereses... aparecen en el escenario para hacer que nos preguntemos sobre el mundo en el que vivimos, lo que toleramos, de lo que somos cómplices. Verdades y mentiras se suceden manteniendo la atención durante hora y media, con momentos destacables, sobe todo el final, que da que pensar.

martes, 8 de mayo de 2007

Claroscuros del fin de semana

Fin de semana variopinto. El sábado fui a ver Splendid's en el Teatro Valle-Inclán del CDN. Un horror. Encomiable el trabajo de los actores, que se dejan la piel (a mí me gustaron Helio Pedregal y Antonio Zabalburu, pero reconozco que todos se meten en sus papeles, muy difíciles), se arrastran y se implican, pero es que a mí, el texto, no me llega. A mí y a mucha gente porque el aforo éramos unas 30 personas perdidas en la oscuridad del teatro (a diferencia de su vecina Mujeres soñaron caballos que, por lo visto, llena todos los días en la Sala Pequeña del Valle-Inclán). Esperaba más de un montaje de José Carlos Plaza, pero nada que hacer, oye.

Debe de ser un problema mío con Genet porque Querelle, en versión película de Fassbinder tampoco me gusta. Me parece, eso sí, una película que hay que ver porque contiene referentes culturales y estéticos muy importantes en el siglo XX y que pertenecen al imaginario colectivo. Pero los sentimientos se me quedan lejos. No me implico.



Todo lo contrario de lo que me ocurrió con Despertares y celebraciones, que se representaba un par de calles más allá, pero también en Lavapiés, en la Sala Mirador (ahora pomposamente llamado Centro de Nuevos Creadores) y a donde acudí el domingo. Primero una queja y después el comentario.

La queja: si la obra empieza a las 7 ¿por qué entramos a las 7.15 y la obra no empezó hasta las 7.30? Es una cosa que pasa siempre en esta sala y es una falta de respeto al espectador, la verdad.

El comentario: al encenderse las luces, la chica que estaba a mi lado no pudo aplaudir. Estaba llorando inconsolablemente. Y no me extraña. A mí los escalofríos me recorrieron durante toda la obra y no sólo durante las escenas de tortura (muy bien representados porque, aunque la tortura física se cuenta y se aprecia, es la tortura psicológica la que te traspasa). La discusión entre dos mujeres de la alta burguesía argentina metidas en una fiesta en la que se fragua y se espera el golpe militar del 76 es espeluznante. La lucha entre la implicación y pasarse al bando de los golpistas apoyados por la rica clase social es contínua en toda la obra. Al igual que está muy presente el miedo.

Debo reconocer que no sabía qué esperar de una obra escrita por Juan Diego Botto pero, después de este montaje, me apetece ver la nueva obra que se estrena la semana que viene en la misma sala: La última noche de la peste. Si trata el mundo de los artistas y dramaturgos como ha hecho con la dictadura argentina, merece la pena acudir a verla. Y merecería también que se mantuviera Despertares y celebraciones, con una Marta Etura y una Maru Valdivieso fantásticas.

viernes, 27 de abril de 2007

El gran Mel Brooks y su magnífico Los Productores...


...han dicho adiós después de seis años en Broadway. También aquí, en Madrid, donde se representa protagonizada por Santiago Segura y José Mota, el mes de mayo verá el final de las representaciones.

Mel Brooks total, Mel Brooks a lo grande…el mejor Mel Brooks, el de las bromas sutiles, el que se ríe del mundo que mejor conoce -el del espectáculo- es el que nos ofrece Los Productores. Un espectáculo muy Broadway en pleno corazón de Madrid para no parar de disfrutar.

“Hazlo gay! Hazlo gay! Hazlo gay!”… La famosa canción Keep it gay!, en su versión en castellano, no te abandona al salir del teatro Coliseum. Ni tampoco la sonrisa que se instala desde el principio (con ese cartel de la versión de Hamlet made in Max Bialystok: “Menudo Cachondo”) y que se convierte en carcajada en grandes momentos del show.

La historia es bien conocida. El peor productor de Broadway y un contable cuyo sueño es entrar en el mundo del espectáculo deciden forrarse haciendo el peor musical que ha existido, el mayor fracaso de la historia de los musicales. “Primavera para Hitler” tiene todas las papeletas para echar del teatro a todos los espectadores, con un autor nazi, unas “locas” como director y ayudante (¡magníficos Miguel del Arco como Roger de Bris y Ángel Ruíz como Carmen!), una esvástica gigante al mejor estilo Zigfield Follies y unas vedettes con trajes horrible (una lleva una salchicha gigante en la cabeza!).

Las peripecias de Max Bialystock y Leo Bloom para arruinarse son hilarantes y, sobre todo, son Broadway. Este musical no tiene nada que envidiar a los montajes de Nueva York o Londres. Los decorados son espectaculares y yo, en el momento en que vi a José Mota bailando claqué como en un musical de Gene Kelly, me dejé llevar y me abandonaron todas las reservas. Mota está genial en su personaje. Sobre Santiago Segura diré que está muy bien, aunque algún deje muy suyo se le escapa y sobre Ulla hay que señalar que Dulcinea

Juárez tiene una voz prodigiosa (como ya demostraba en El Mikado, otro gran musical) y está perfecta como sueca explosiva.


Al día siguiente me pasé todo el día con las canciones en la cabeza y viendo en youtube las sesiones de grabación del musical original con un gran, gran Gary Beach en el papel del director del "engendro", Roger de Bris.

Al salir, no pude dejar de preguntarme por qué el teatro estaba medio vacío y por qué este magnífico musical se cae de la cartelera teatral cuando la gente llena “Hoy no me puedo levantar” o “Mamma Mía!”. Una de las causas, probablemente, es que la gente va a los musicales a oír las canciones que se sabe, que forman parte de su memoria cultural… En Inglaterra o EEUU las canciones de Los Productores forman parte de la tradición musical viva. Aquí no. Y es una lástima porque el “Hazlo gay!” merece ser cantada, recordada y comentada!

En fin. Supongo que el año que viene veremos llenos los teatros con el musical que se prepara del Dúo Dinámico o de Dirty Dancing. Pero ya veremos con Jesucristo Superstar (aunque con las fervientes masas católicas que hay por aquí, igual hasta tiene éxito). Imagino que lo que va a ser difícil es ver por estos lares el próximo musical de Mel Brooks que se estrenará en Broadway el año que viene: El jovencito Frankenstein. ¡Qué lástima! porque no creo que los productores quieran ya traer grandes musicales de calidad aquí! Son una ruina. Mejor aprender la lección de Bialystock y Bloom: trae un mal musical que te forrarás!

miércoles, 25 de abril de 2007

G-5: Hay que ir a la freiduría


G-5 es la nueva banda que han formado Kiko Veneno, Muchachito, Tomasito y dos Delinqüentes: Marcos del Ojo Barroso (Canijo) y Diego Pozo Torregrosa (Ratón). Les gusta llamarlo “grupo fantasma”. Su nuevo disco se llama "Tucaratupapi" y su single es "El vino", una canción fresca y muy divertida. El estribillo dice:


"Hay que ir a la freiduría
Lo demás son tonterías
Se mojó el papel
Y no se puede leer
Llena la copa otra vez"

Si os metéis en la página podéis
escucharlo . Hala! Feliz primavera

lunes, 23 de abril de 2007

Harold Pinter nos propone hablar de Traición


¿Qué queda de una relación adúltera de siete años dos años después de terminar? Eso lo sabemos en la primera escena de Traición, la obra que el Nobel Harold Pinter dedicó a hablar de un amor adúltero del que nadie sale indemne.

Con una original estructura que hace que vayamos asistiendo al desarrollo de la historia hacia atrás, es decir, empezando por el final y pasando por nueve escenas que nos conducen al principio de la relación, recorremos casi una década de amor y traición (desde 1977 a 1968) entre Emma y Jerry, una pareja de amantes en medio de los que se encuentra Robert, marido de Emma y amigo íntimo de Jerry, y también Judith, la esposa de Jerry (un personaje que nunca vemos en escena).


Hace dos años que Emma y Jerry rompieron su romance. Su pasión ha muerto y los silencios recorren la primera escena. Los silencios de las obras de Pinter son legendarios y el montaje de Guindalera Escena Abierta, en Madrid, los utiliza eficazmente para mostrarnos la degradación de las relaciones. A medida que avanzamos atrás en el tiempo, los silencios son menores, los personajes tenían más que decirse y más que compartir. Poco a poco y hacia atrás, vamos descubriendo cómo se llega a esa situación, qué traiciones ha generado y puesto al descubierto esa relación: la traición al amigo y marido, la traición a la verdad, a los ideales de juventud, a las promesas de amor, a la honestidad…

Basándose en parte en sus propias experiencias (Pinter vivió un romance de siete años con la periodista Joan Bakewell mientras ambos estaban casados), el escritor construye un magnífico texto, en apariencia sencillo pero que esconde una gran complejidad. Desgraciadamente, queda la sensación de que el texto de Pinter no está explotado en sus máximas posibilidades en esta ocasión. La traición de los personajes no es sólo entre ellos sino también a sí mismos, lo que se echa de menos en el montaje dirigido por Juan Pastor.

Las sutilezas son básicas en esta obra y se agradece que la química entre María Pastor (Emma) y Raúl Fernández (Jerry) permita observarlas. El papel de Alex Tormo (Robert) cae en una cierta exageración, aunque tiene momentos muy intensos mejor resueltos en las escenas con su mujer que con el amigo.

El tono frívolo e irónico de estos intelectuales (Emma dirige una galería de arte, Jerry es agente literario y Robert editor de libros) provoca situaciones de humor traspasadas por una honda tristeza. Pero esa amargura sólo podemos intuirla ya que la distancia irónica adoptada por los personajes pesa sobre los matices de dolor o pesar. En cambio, se quedan en la memoria los momentos que transmiten el amor profundo que se profesan estos seres abocados a traicionar y traicionarse llevados por el deseo y el cariño.

martes, 17 de abril de 2007

Para los fans de Las heridas del viento: el texto


Ayer volví a ver Las heridas del viento. De verdad, si estáis en Madrid, acercaos a verla a la Sala Triángulo. Es magnífica. Marcos Casanova es un actor maravilloso, el texto es increíble y la dirección muy buena. Es la segunda vez que la veo y no me canso. 12 € por ver una de las mejores obras de teatro de la temporada, es un buen trato.

A la salida pude hablar con Juan Carlos Rubio, el autor, para felicitarle. Le pregunté por el texto y me dijo que estaba colgado en internet. Ahí lo tenéis, para disfrutarlo. Sé que hay mucha gente a la que le encantará leerlo y recordar la obra.
Si no la habéis visto, ¡¡¡corred!!!, que sólo estarán hasta el día 25.


viernes, 13 de abril de 2007

¿Pasando miedo? La mujer de negro


(Hoy estoy que lo tiro. Tercer post del día. Se ve que tengo mono de escribir!)

¡Qué difícil es hacer pasar miedo en el teatro! Ésta es la sensación que me queda tras ver La mujer de negro, con un grandísimo Emilio Gutiérrez Caba, eso sí.

A ver. Yo no pasé miedo. De hecho me reí bastante con los efectos hechos para que la gente se asustara (que se asustó y, además y por desgracia, gritó). El amigo con el que fui, que no sabía nada de la obra, sí quedó sorprendido y algún susto se llevó.

Dicho esto, si tienes intención de ir a ver la obra, no sigas leyendo. ¡PELIGRO! ZONA DE SPOILERS.

La obra está ambientada a principios de siglo en Inglaterra. Un hombre (Emilio Gutiérrez Caba) decide tratar de eliminar la maldición con la que vive haciéndola pública ante su familia y amigos. Para ello, contrata a un actor (Jorge de Juan) para que le ayude a escenificarlo. Hasta aquí, bien. El problema es que la obra es demasiado narrativa. Jorge de Juan habla demasiado. Creo que algunos silencios y menos apariciones fantasmagóricas podrían haberse sustituido por algo más de terror psicológico. Lo que da más miedo es lo que nos imaginamos, lo que no vemos. Y, además, creo que esta obra hubiera ganado bastante con menos palabras y más sensaciones y gestos.

Gestos de terror fantásticos los que muestran los múltiples personajes que interpreta Emilio Gutiérrez Caba. Sus tonos de voz, sus movimientos, su presencia en el escenario según el rol que encarna en cada momento hacen que estés deseando que salga a escena. Se le echa de menos cuando no está. De hecho, sus personajes son los que transmiten el miedo que tiene la gente que vive alrededor de la casa maldita. Sostiene la obra sobre su magnífica actuación, que se lastra un poco por algunos excesos, sobre todo verbales, de Jorge de Juan.

Con una escenografía excesivamente clásica en algunas ocasiones, sobre todo al final, pero muy adecuada para ambientar, al principio, un viejo teatro, la obra es un entretenimiento ligero, sin muchas pretensiones. Pero, bueno, algo tendrá, ya que se lleva representando “17 años lleva en el West End londinense, 9 años en México y más de cinco millones de espectadores la han visto en todo el mundo”, según el dossier de prensa.

Aviso a los que tengan intención de ir a ver la obra. El teatro Infanta Isabel de Madrid es un teatro viejo e incómodo (bien elegido para ambientar la obra, la verdad), pero en la parte de arriba se ve muy mal. Las butacas están pidiendo a gritos una nivelación más adecuada. Y, por cierto, se escuchan ruidos de fuera (ambulancias, pitidos)… y en la función que yo fui, también de dentro: móviles que suenan, gente que habla… Lo peor de la humanidad, es la humanidad. Pero esto merece otro post…

Bieito (y III): Una anécdota y una impresión

La anécdota
Creo que es muy explicativa de la forma de trabajar de Bieito su anécdota sobre su monaje de Il Trovatore, de Verdi, estrenada en Alemania.
El director cuenta que rechazó dos veces la obra porque no la entendía. Se trata de una obra sobre el odio familiar, complicada, escabrosa… Bieito, por ejemplo, no entendía quién mata al niño porque no aparece muy claro… Pero, cuando se la ofrecieron por tercera vez, pensó que era por algo y aceptó.
Se documentó intensamente, leyó mucho la biografía de Verdi y descubrió que compuso esta obra después de morir su madre. Era tal su dolor, que aullaba en el patio de la casa que compartía con su amante. Y canalizó ese dolor con esta obra. “Yo hice una obra durísima, muy oscura”, reconoció.

Al ser estrenada, una mujer vino llorando a decirme que había destrozado a Verdi, que había aniquilado todo lo sentimental que hay en Verdi. “Le dije que leyera la biografía de Verdi”. Tiempo después le llegó una carta, que luego supo que era esta mujer, en la que le decía que había leído la biografía de Verdi y que entendía su adaptación, pero que aún así, ella había sufrido tanto en la guerra y después, que prefería que la engañaran y que Verdi siguiera siendo para ella el compositor del amor y de obras sentimentales.

Dolido
Aunque dijo sentirse “muy a gusto” en la charla e hizo bromas sobre los pitidos que se escucharon en el Teatro Real con su ópera Wozzeck, se mostró dolido al recordar que le gritaron “vete a tu pueblo” también en ese espacio con esta ópera. En ese momento, cambió el tono relajado por un tono serio y señaló que él acepta que sus obras puedan gustar o no pero que no se puede despreciar su trabajo, respaldado por una sólida formación y una experiencia demostrada, con ese tipo de comentarios. Ante esto, indicó que “no es nacionalista” y afirmó que se siente “nacido en Burgos, de raíces célticas y en mi casa hablamos catalán”.En un tono ya más relajado consideró que “el teatro y la ópera son muy humanos, y a los humanos nos cuesta aceptar los cambios”. Y, finalmente, contó una anécdota sobre su montaje de La verbena de la Paloma. Explicó que, igual que hace con todos sus proyectos, se documentó extensamente y vino a Madrid a conocer a la gente que siente y vive la verbena, las calles, la tradición… Con todo ello, montó la pieza. Sin embargo, no se ha visto en Madrid porque los programadores no se atrevieron a traerla: “nos queman el teatro”, fue la explicación.

Bieito (II): Mátrix tiene muchas cosas de La vida es sueño

¿Qué es un clásico?

“Es un regalo de la humanidad que nos hacemos los unos a los otros. Y con un regalo puedes hacer lo que quieras...”. Bieito señaló además que “un clásico es una obra antigua que tiene capacidad de conmover cuando uno la lee ahora, de explicarnos algo de nosotros mismos, con la que nos podemos identificar. Una obra antigua que tiene capacidad de estimular la imaginación”. Para el director de Plataforma, ya que “la idea que cada uno de nosotros tiene de una obra clásica es distinta”, todos los clásicos “están revisados en mayor o menor medida” puesto que “estamos reinterpretando desde los griegos”. Por eso, intenta entender la esencia de la pieza y volar con la imaginación y la libertad para entender bien cuál es la esencia de un clásico.
“Un clásico tiene la capacidad visionaria, que te habla del futuro, de lo que puede venir en el futuro”, observó.

Teatro del futuro


Al preguntarle sobre cuál cree que será el futuro del teatro, consideró que “tiene que haber más experimento”. Señaló que le gustaría que “la ópera fuera de todos, que no es cierto” y que le encantaría ver a la Fura dels Baus en el Centro Dramático Nacional.
En una reflexión sobre la situación del teatro español en el mundo, indicó que le gustaría que hubiera “un teatro de vanguardia muy fuerte, que el teatro de este país fuera referente del teatro de vanguardia pq tiene los autores para hacerlo”, ya que nuestro clásicos están a una gran altura pero no se conocen tanto como debieran cuando tienen mucho que aportar. “Mátrix tiene muchas cosas de La vida es sueño”, apostilló.

¿Qué es “vanguardia”?
Otra de las preguntas giró en torno a la “vanguardia” que consideró que se produce cuando ves algo “especial”, algo que te deja sin saber qué va a pasar, que te va a sorprender Y ese “algo”, a veces es malo y a veces es fantástico. Se mostró partidario de “menear las cosas y ver qué pasa. Como Adriá, deconstruir” y afirmó que “me gusta ver los espectáculos llenos de ideas porque tengo horror vacui”.

Sobre el arte, Bieito considera que “no cambia la vida de las sociedades, pero sí ha cambiado mi vida. Creo que puede cambiar la vida de muchas personas”. También habló de la belleza ante una pregunta de Juan Mayorga. Consideró que es un “concepto que cambia con las generaciones. Desgraciadamente, hay belleza en un edificio bombardeado: tiene un caos hermoso porque pertenece a la brutalidad del hombre.”

miércoles, 11 de abril de 2007

Al fin, Bieito (I)


Fatal.Hace más de una semana que quiero escribir este post y sé que algunos lo están esperando. Por fin, ahí va, en varias entregas. Y es que no todos los días se tiene la suerte de escuchar a uno de los grandes directores de teatro y ópera del momento dar una charla sobre su trabajo.


Calixto Bieito es uno de los grandes directores actuales. Es reclamado tanto que afirma que pasa 10 meses al año trabajando fuera de Barcelona, donde vive. Tan conocido es, que un colega, hablando de la ópera El holandés errante dirigida por Alex Rigola y estrenada en el Liceu de Barcelona en estos días, comentaba sobre una escena que está hecha “a lo Bieito” y ha dejado escrito que es una escena “bieitiana”. El próximo proyecto suyo que veremos será en el Festival de Teatro de Mérida donde montará la obra de teatro más antigua que se conserva: Los persas, de Esquilo.

Pese a que se le considera un provocador (son legendarias las divisiones que despierta en el público, con pitidos, abucheos, salidas del teatro por un lado y bravos, entusiasmo, gente en pie, por otro), él lo niega y afirma que “irritar o estimular a alguien para que se enoje, no es mi intención. Para mí "provocar" es generar una emoción, una sensación, como lo que me pasa a mí cuando veo un cuadro de Munch u oigo a un pianista y me hace llorar. Quiero provocar una emoción y una reflexión”. Como ejemplo, su obra de teatro, Plataforma, en la que durante toda la obra se ve porno pero, como señala el director, “a los tres minutos el público se ha olvidado del porno” porque te has metido en la obra, en lo que dicen y sienten los personajes.

“Tengo la furia más contenida. Me hago otras preguntas”, señaló Bieito, en una sala abarrotada, con la primera fila reservada para el consejero de cultura de la Comunidad de Madrid y sus acólitos, mientras “la plebe”, o sea, el pueblo, nos sentábamos en el suelo –vi como una de prensa de la Consejería hacía levantarse a un chico de un asiento reservado para que se sentara un encorbatado vete-a-saber-qué-cargo-a-dedo-o-familiar-de se sentara-. Juan Mayorga presentó al personaje: “Bieito bien podría ser ese chico malo de la clase que esconde una revista porno en el pupitre, pero que, dentro de la revista, esconde un libro”. A lo que Bieito matiza que “hay que procurar que ese libro, además, sea bueno”.

Para Mayorga, Bieito es un “conservador” porque conserva en las obras lo que del pasado merece conservarse, penetrándolo de actualidad y ganando autores para nuestro tiempo. Así pues, cree que Bieito es un “conservador enmascarado” o un “conservador heterodoxo”.

Bieito comenzó contando un poco de su trayectoria, empezando por el principio, su nacimiento en Miranda de Ebro (Burgos) y su educación con los jesuitas en Barcelona, donde, aseguró, empezó su vocación artística, concretamente en el coro y haciendo funciones en un teatro “más grande que el que yo dirijo ahora (el Teatre Romea de Barcelona”.

Afirmando que “uno tiene que ir muy lejos para volver”, recordó su trayectoria en Milán, Estocolmo y París. En Estocolmo, asistió a clases con Ingmarg Bergman, ya “muy viejito, que hablaba muy bajito, no se le oía nada, pero veías que le hacía mucha ilusión. Aprendí ilusión, que te tiene que hacer mucha ilusión este trabajo.”


En París, coincidió con Sam Mendes estudiando con Peter Brook y Grotowsky, “que tenían la idea de que el teatro es un templo", idea que no comparte ya que cree "que no hay que ir al teatro con fé, sino que hay que ir al teatro a ver qué recibes.”

Aunque durante diez años dirigió obras sin parar y aprendió el mecanismo de una obra clásica, confiesa que no se sintió directora hasta que montó La casa de Bernarda Alba en Milán.

Añadió que no se siente “para nada un creador. Me siento director de ópera y de teatro. No soy un crítico. Tengo una idea y la quiero compartir. Me pone de los nervios la palabra creado”, me recuerda a los jesuitas.”

Sobre su proceso de creación, señaló que establece un diálogo muy general pero al tiempo muy personal con las obras: “pienso primero qué les puede decir esta obra a las personas que quiero y luego al espectador”, aunque observó que sólo piensa en el público “10 minutos antes del estreno” y que “quiero convencer a los espectadores para que les guste lo que me gusta a mí, para que quieran lo que quiero yo”.

Explicó que comparte libertad con su equipo, especialmente con los actores y cantantes, que intenta “compartir mi libertad con la libertad de los otros”, y considera que “como en las buenas relaciones de amor, nunca digo que no, siempre digo que sí. Si sabes lo que quieres, no hace falta decir que no, basta con que digas lo que quieres. Si no lo sabes, es mejor callarse, pero nunca decir que no.” Destacó que el trabajo de un director se basa en el ritmo y en generar un clima de trabajo en el que primen la libertad y la ilusión, pero también la disciplina. En teatro, indicó, “el ensayo es sagrado”.

Para Bieito, “el director tiene la obligación de saber qué mundo está explicando: si es gris, si es rojo, si es rosa...” y advirtió que el mayor peligro es el miedo, “miedo a hacer el ridículo”. Es el no tener miedo lo que da “mucha fuerza”.

martes, 10 de abril de 2007

Obra recomendada: Las heridas del viento




Vi esta obra el año pasado cuando estuvo una escasísima semana en la Sala Triángulo de Madrid. Me quedé muy impresionada. El texto de Juan Carlos Rubio es muy bueno: habla de sentimientos, del paso del tiempo, de los recuerdos, del mundo que creamos, de la familia, de lo que es y lo que parece ser... Toca muchos temas de una manera sencilla pero directa, con unos diálogos brillantes, ágiles, rápidos, llenos de juego.



A que la obra tenga esta enorme calidad ayudan, por supuesto, dos grandes actores: Marcos Casanova y Humberto Rossendfeld que conocen muy bien a sus personajes (un hijo que acaba de descubrir unas cartas de amor de otro hombre entre las cosas de su padre muerto y el supuesto amante de éste último) que se encuentran por casualidad gracias al amor. La sencilla escenografía y la destacada dirección de Juan Manuel Cifuentes hacen que una salga del teatro deseando volver a verla para que no se escape ninguna de las magistrales frases que se oyen durante la hora y 20 minutos de duración.

El argumento es sencillo: la muerte de su padre obliga a David a hacerse cargo de su cosas. Entre sus pertenencias encuentra algo inesperado: cartas de amor de otro hombre. Desconcertado por el descubrimiento, decide visitar al supuesto amante de su progenitor y descubrir quién era su padre en realidad.



Estrenada con gran éxito de crítica y público en el Teatro 8 de Miami en enero de 2005, pasó a Nueva York, en marzo de ese mismo año (78 street Lab, en el llamdo Off Broadway) invitada por el Retablo Hispanic Theater. La Asociación de críticos del espectáculo de Nueva York (ACE) la nominó para cinco premios (Mejor actor visitante: Marcos Casanova, Mejor actor visitante: Humberto Rossenfeld, Mejor director invitado: Juan Manuel Sánchez Cifuentes, mejor escenografía: Juan Manuel Sánchez Cifuentes, mejor producción de drama) consiguiendo Marcos Casanova el galardón como mejor Actor visitante.


Las heridas del viento es la tercera obra del actor y autor cordobés Juan Carlos Rubio. Aunque empezó escribiendo guiones de series de televisión (le "debemos" algunos capítulos de Farmacia de guardia, Al salir de clase o Pepa y Pepe) al tiempo que participa en ellas como actor, es por sus obras de teatro por lo que más se le conoce en los últimos tiempos. Su primera obra se estrenó en 1997 -Esta noche no estoy para nadie. Por cierto, si alguien sabe de qué va, que nos lo cuente, no he conseguido encontrar el argumento en ningún sitio- y, desde entonces, no ha parado. Le siguieron Las heridas del viento, Tres, El bosque es mío, 10...


Dos obras de este autor coinciden así en la cartelera madrileña: Humo, en el Teatro Maravillas, y Las heridas del viento, en la Sala Triángulo. Sin dejar de valorar la primera (con una gran Kiti Mánver y un siempre eficaz Juan Luis Galiardo), la segunda se hace imprescindible para los amantes del buen teatro, que tendrán que apresurarse porque sólo estará nueve días en cartelera (lunes, martes y miércoles hasta el 25 de abril). Una lástima porque obras como ésta merecen ser escuchadas, vistas y atendidas más de una vez.

miércoles, 4 de abril de 2007

¿Días de gloria?


Creo que los franceses son los que mejor hacen películas de guerra antibélicas. Una sale del cine habiendo olido las trincheras, habiendo sufrido, sabiendo qué es pasar frío y tener las botas agujereadas y cómo se reniega de la esencia humana cuando matas a otra persona. Ahí están La vida y nada más y Capitán Conan para demostrarlo.

En Days of glory, una vez más, los franceses nos muestran las miserias de la Segunda Guerra Mundial. Aquí con los ojos de los soldados argelinos y marroquíes, pero también sudafricanos, que lucharon por "la madre patria" (¡qué ironía!) contra los alemanes. Una "madre patria" que nunca habían pisado, que no conocían, que no los quería y que los mandaba a la vanguardia de las batallas más peligrosas. En la película se reflejan muy bien los motivos de estos soldados (en la mayoría económicos, por salir de la miseria) para ir a una guerra, embarcados por la nación colonialista. La xenofobia, el racismo y la marginación se ceban con estos soldados que tratan de sobrevivir con amistad y dignidad.

El estreno de esta película entronca con la ley que acaba de aprobar el gobierno francés sobre las pensiones de estos soldados que lucharon contra los nazis. En 1959, cuando la mayoría de estos países consiguieron la independencia, Francia les retiró los subsidios. Durante años las han reclamado y, casi 50 años más tarde, parece que, los que hayan sobrevivido, las cobrarán, aunque no retroactivamente.

Recuerdo otras grandes películas de guerra que nos trasladan al frente de batalla y que consiguen hacernos más antimilitaristas: Senderos de Gloria, No man's land, Enemigo a las puertas, Apocalypse Now, La delgada línea roja, Johnny cogió su fusil... ¿Ampliamos la lista?

martes, 3 de abril de 2007

Dos mitos de la danza en el Real


Si alguien ha tenido la suerte de ver a Sylvie Guillem y a Russell Maliphant en Push, espectáculo que durante cuatro días se ha podido ver en el Real, coincidirá conmigo en que hemos visto lo mejor de la danza contemporánea actual. Las figuras que componen los dos bailarines son de una fluidez y un movimiento espectaculares y una no puede dejar de mirar el musculoso cuerpo de Sylvie Guillem, las más largas piernas de la danza, con permiso de Lucía Lacarra.
Si la danza contemporánea es energía, la coreografía ideada por Maliphant es la fórmula matemática que la explica: las posturas que adaptan los bailarines -con Guillem en el aire, dejándose caer en caída libre- denotan una comunicación entre ambos como si de una conversación entre dos cuerpos se tratara. El movimiento que fluye entre ambos parece sencillo, parece hecho sin esfuerzo, como si sus cuerpos estuvieran destinados a esas formas imposibles. Torsiones de caderas, de rodillas, combinaciones mágicas que ponen en funcionamiento cada uno de los músculos de los cuerpos de los magníficos bailarines, especialmente de Sylvie Guillem, cuyo cuerpo, genialmente iluminado por Michael Hulls, es un auténtico instrumento de precisión para el ballet.

Perfectas composiciones escultóricas en un equilibrio mágico con un especial sentido del ritmo y de la forma, es lo que crea el Maliphant, al servicio siempre de Guillem. Impulso, energía y acrobacia son manejadas con una falsa sencillez por este prodigioso creador.
Cuando una ve este ballet, está claro que está viendo danza contemporánea pero, a la vez, está muy patente toda la danza clásica de la que emana, sin cuya técnica esta belleza perfecta, este fluir sin que se note, no sería posible. Pero en esta coreografía de Maliphant, movimientos procedentes de técnicas orientales (tai chi, yoga, artes marciales...) se combinan perfectamente con las formas clásicas de ballet (esto
es bien patente en la coreografía Shift que baila "aparentemente" solo, ya que es acompañado brillantemente por las sombras). La experiencia gimnástica de Sylvie Guillem se aprecia en su físico que le permite hacer lo que quiere con su cuerpo, al servicio de esta hermosa coreografía (sus 42 años en esta forma ya los querrían algunos bailarines de 20).

Ambos destacaron, en la rueda de prensa, la importancia de la danza clásica como base para su trabajo personal. En el caso de la bailarina francesa es especialmente importante, ya que fue bailarina "étoile" (estrella) del Ballet de la Ópera de París a las órdenes de Rudolf Nureyev. Ha bailado, además, obras de Bejart, Balanchine, Forsythe, aparte de todo el repertorio clásico, habiendo sido estrella invitada del Royal Ballet. "Contar con una formación clásica te permite salir y volver a ella cuando lo necesitas", considera la artista, reconociendo que éste ha sido un "bagaje esencial" en su carrera y no lo ha dejado del todo. Para Maliphant, la formación clásica "es un entrenamiento fantástico que permite tener una articulación importante".
Las obras de este canadiense de 46 años fueron durante un tiempo para pocos espectadores. Sólo algunos afortunados habían visto sus coreografías realizadas por grupos eventuales de bailarines en teatros alternativos, que convirtieron sus piezas en uno de los secretos mejor guardados del mundo de la danza, como dice el dossier del Teatro Real.
Ahora, ese secreto está al alcance de muchos más. Esperemos que pronto vuelvan para que sigan compartiendo con nosotros todo su talento.

miércoles, 28 de marzo de 2007

La vida de los otros

Hace ya algunas semanas que ví esta magnifica película, ópera prima, de Florian Henckel Von Donnersmarck, que ganó muy merecidamente el Óscar a la mejor película extranjera. Si el mundo fuera justo y los Óscars unos premios universales, Ulrich Mühe y Sebastian Koch se habría llevado los premios a mejor actor de este año. No sé qué tal estará Forest Whitaker en “El último rey de Escocia”, pero lo que hace Ulrich Mühe en esta película es im-pre-sio-nan-te. Y Sebastian Koch no le va a la zaga en talento, acompañados de una no menos fantástica Martina Gedeck.

Se quedan en la memoria fotogramas de esta película, rodados de una forma muy clásica, sencilla en apariencia, sin grandes estridencias. Como en el gran cine de siempre, lo más importante es la historia, lo que se está contando. El cine es el vehículo con el que se narra y, como en las grandes obras, lo mejor de la técnica es que no se note, que no sientas que está ahí, que sea la historia lo que te lleve…

Así ocurre en esta película que, sin embargo, tiene algunos momentos de guión no tan redondos y de los que se podría prescindir (el momento niño, un poco simple para contraponer pureza-maldad) o que podrían estar más marcados (hasta el final no sabemos cuánto tiempo ha estado el capitán de la Stasi Gerd Wiesler espiando a la pareja formada por el prestigioso dramaturgo y escritor Georg Dreyman y la popular actriz Christa-Maria Sieland, por lo que se hace un poco difícil entender una tan “rápida” identificación entre los principios del militar y el intelectual… El tiempo se contrae por imperativo cinematográfico de duración y eso que la peli dura más de dos horas, que se pasan volando).

Son unos “peros” un poco puntillosos, lo reconozco, porque la película es una obra de precisión, en la que los silencios y los diálogos son perfectos, los justos, encuadrados en una planificación cinematográfica (con planos muy clásicos) y una fotografía –gris en los exteriores, más cálida en el apartamento- muy adecuada para situarnos en la República Democrática Alemana de los años 80 y comprobar cómo funcionaba su servicio de espionaje, la Stasi.

Es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo y se la recomiendo a todo el mundo. La lealtad, la amistad, la traición, el amor, el miedo, el valor… se transponen y se redefinen a lo largo de la película. ¿Quién es “leal”?¿Qué es ser “leal”? ¿A quién o a qué? ¿Qué significa “traición”? Si nos traicionamos a nosotros mismos, ¿es lo mismo hacerlo por convicción o por miedo? ¿Superviviencia o principios? ¿Implicación contra las injusticias, a riesgo de perder la vida, o incómoda pasividad? Y es que las decisiones individuales afectan a lo que nos rodea, a la Historia que vamos creando. Tres personajes nos enseñan que existen muchas formas de valentía y de integridad en una pequeña-gran historia, de esas que reflejan una de miles de vidas que conforman lo que luego se estudia en los libros.