Fin de semana variopinto. El sábado fui a ver Splendid's en el Teatro Valle-Inclán del CDN. Un horror. Encomiable el trabajo de los actores, que se dejan la piel (a mí me gustaron Helio Pedregal y Antonio Zabalburu, pero reconozco que todos se meten en sus papeles, muy difíciles), se arrastran y se implican, pero es que a mí, el texto, no me llega. A mí y a mucha gente porque el aforo éramos unas 30 personas perdidas en la oscuridad del teatro (a diferencia de su vecina Mujeres soñaron caballos que, por lo visto, llena todos los días en la Sala Pequeña del Valle-Inclán). Esperaba más de un montaje de José Carlos Plaza, pero nada que hacer, oye.
Debe de ser un problema mío con Genet porque Querelle, en versión película de Fassbinder tampoco me gusta. Me parece, eso sí, una película que hay que ver porque contiene referentes culturales y estéticos muy importantes en el siglo XX y que pertenecen al imaginario colectivo. Pero los sentimientos se me quedan lejos. No me implico.
Todo lo contrario de lo que me ocurrió con Despertares y celebraciones, que se representaba un par de calles más allá, pero también en Lavapiés, en la Sala Mirador (ahora pomposamente llamado Centro de Nuevos Creadores) y a donde acudí el domingo. Primero una queja y después el comentario.
La queja: si la obra empieza a las 7 ¿por qué entramos a las 7.15 y la obra no empezó hasta las 7.30? Es una cosa que pasa siempre en esta sala y es una falta de respeto al espectador, la verdad.
El comentario: al encenderse las luces, la chica que estaba a mi lado no pudo aplaudir. Estaba llorando inconsolablemente. Y no me extraña. A mí los escalofríos me recorrieron durante toda la obra y no sólo durante las escenas de tortura (muy bien representados porque, aunque la tortura física se cuenta y se aprecia, es la tortura psicológica la que te traspasa). La discusión entre dos mujeres de la alta burguesía argentina metidas en una fiesta en la que se fragua y se espera el golpe militar del 76 es espeluznante. La lucha entre la implicación y pasarse al bando de los golpistas apoyados por la rica clase social es contínua en toda la obra. Al igual que está muy presente el miedo.
Debo reconocer que no sabía qué esperar de una obra escrita por Juan Diego Botto pero, después de este montaje, me apetece ver la nueva obra que se estrena la semana que viene en la misma sala: La última noche de la peste. Si trata el mundo de los artistas y dramaturgos como ha hecho con la dictadura argentina, merece la pena acudir a verla. Y merecería también que se mantuviera Despertares y celebraciones, con una Marta Etura y una Maru Valdivieso fantásticas.
3 comentarios:
Joé, por lo que cuentas de Despertares y celebraciones debe ser de las obras que se pasa mal viéndola... bien mal, quiero decir.
No te creas, es más bien tensión psicológica. Está muy bien sugerido todo. Yo la recomiendo
Gracias por la recomendación. Esta obra tenemos la oportunidad de verla los murcianos en el Festival Internacional Teatro, Música y Danza de San Javier. Dudaba si ir o no pero por tu comentario ya lo tengo claro. Para todos aquellos que quieran disfrutarla pueden consultar fechas, entradas, ... en www.murciaturistica.es/festivalesdeverano
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