viernes, 13 de abril de 2007

Bieito (y III): Una anécdota y una impresión

La anécdota
Creo que es muy explicativa de la forma de trabajar de Bieito su anécdota sobre su monaje de Il Trovatore, de Verdi, estrenada en Alemania.
El director cuenta que rechazó dos veces la obra porque no la entendía. Se trata de una obra sobre el odio familiar, complicada, escabrosa… Bieito, por ejemplo, no entendía quién mata al niño porque no aparece muy claro… Pero, cuando se la ofrecieron por tercera vez, pensó que era por algo y aceptó.
Se documentó intensamente, leyó mucho la biografía de Verdi y descubrió que compuso esta obra después de morir su madre. Era tal su dolor, que aullaba en el patio de la casa que compartía con su amante. Y canalizó ese dolor con esta obra. “Yo hice una obra durísima, muy oscura”, reconoció.

Al ser estrenada, una mujer vino llorando a decirme que había destrozado a Verdi, que había aniquilado todo lo sentimental que hay en Verdi. “Le dije que leyera la biografía de Verdi”. Tiempo después le llegó una carta, que luego supo que era esta mujer, en la que le decía que había leído la biografía de Verdi y que entendía su adaptación, pero que aún así, ella había sufrido tanto en la guerra y después, que prefería que la engañaran y que Verdi siguiera siendo para ella el compositor del amor y de obras sentimentales.

Dolido
Aunque dijo sentirse “muy a gusto” en la charla e hizo bromas sobre los pitidos que se escucharon en el Teatro Real con su ópera Wozzeck, se mostró dolido al recordar que le gritaron “vete a tu pueblo” también en ese espacio con esta ópera. En ese momento, cambió el tono relajado por un tono serio y señaló que él acepta que sus obras puedan gustar o no pero que no se puede despreciar su trabajo, respaldado por una sólida formación y una experiencia demostrada, con ese tipo de comentarios. Ante esto, indicó que “no es nacionalista” y afirmó que se siente “nacido en Burgos, de raíces célticas y en mi casa hablamos catalán”.En un tono ya más relajado consideró que “el teatro y la ópera son muy humanos, y a los humanos nos cuesta aceptar los cambios”. Y, finalmente, contó una anécdota sobre su montaje de La verbena de la Paloma. Explicó que, igual que hace con todos sus proyectos, se documentó extensamente y vino a Madrid a conocer a la gente que siente y vive la verbena, las calles, la tradición… Con todo ello, montó la pieza. Sin embargo, no se ha visto en Madrid porque los programadores no se atrevieron a traerla: “nos queman el teatro”, fue la explicación.

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