Seguro que muchos de vosotros estáis de acuerdo conmigo. Ayer fui a ver Little Miss Sunshine, peli recomendable donde las haya. Me hubiera encantado hablar de ella en este post, pero tendrá que ser en otro porque me veo obligada a hablar de la fauna que merece ser exterminada de las salas de cine.
A saber: los comepalomitas y tragacocacolas (sobre todo los que sorben cuando ya se la han terminado!); los que desenvuelven caramelitos (especialemente los que lo hacen leeeeeeentamente intentando que se oiga menos. ¡Se oye lo mismo y tardando más! Confesad, pequeños, que no habéis deseado muchíiiiisimas veces que se atragante con el jodido caramelo!); los que sueltan comentarios como si descubriera en la peli perlas que los demás espectadores no, como si el guionista lo hubiera escrito sólo para él. Y lo que es peor, ve necesario compartir con el resto de la humanidad -que ha tenido la desgracia de caer en el mismo cine y en la misma sesión que él- su enorme sabiduría del tipo "ahora seguro que lo matan", " a que no consigue coger el autobús". Joder, eso se nos ocurre a todos. ¡No hay que ser un lince ni haber ido a Salamanca, leches! Además, aunque fuera un comentario tipo Garci ("se aprecia la influencia de Ford en esta secuencia") ¡qué no hemos pagado 6 euracos para oírte a tí, chaval! ¡Qué pagamos por ver y OÍR la peli! ¡No nos interesa lo que tú tienes que decir en una sala de cine sentado en la butaca! Nos interesa lo que los directores, guionistas, actores tienen que contarnos en la peli QUE HEMOS PAGADO POR VER.
Lo siento, pero me parece una falta de respeto hablar en el cine (y no digo nada de comer. No entiendo por qué la gente va al cine a cebarse. ¿Tanta hambre tienen? ¿No pueden comer antes o después? ¿No pueden pasar dos horas sin ingerir nada? Ayer ví a dos chicas con palomitas (extra grande), coca-cola (extra grande) y ¡¡¡perritos calientes!!! Fue divertido ver el tiempo que emplearon en dejar todo en el suelo hasta poder sentarse. Menos mal que se colocaron a una distancia de varios asientos lejos de mí) De verdad, no vayan nunca a la sesión de las 20.00 a los cines Ideal de Madrid un lunes día del espectador. Además, la copia de Little Miss Sunshine está fatal a la mitad de la peli.
Yo tuve que aguantar cómo un lumbreras de nuestro tiempo compartía su enorme saber no sólo con la chica que le acompañaba (también ejemplo de especimen clásico: los que van a ver una "comedia" y deciden que han de reírse por todo. ¿Por qué? Además, suele ser de las cosas que te obligan a pensar si alguien no se habrá dejado alguna puerta abierta en algún centro de reclusión de memos). Total, que éste gran sabio de nuestro tiempo creyó imprescindible compartir con su compañera una perla. Pero no en un susurro, sino con su voz normal. Comentario que era imprescindible que todos oyéramos: en el momento en el que uno de los personajes señala que es experto en Proust se oye: "el que escribió En busca del tiempo perdido". Eso es lo que tenía que compartir con nosotros: que se leyó el libro de C.O.U de Literatura. Y además tiene que hacerlo con los que hemos pagado casi 6 €. No me digan que no sería un atenuante en caso de asesinato...
A saber: los comepalomitas y tragacocacolas (sobre todo los que sorben cuando ya se la han terminado!); los que desenvuelven caramelitos (especialemente los que lo hacen leeeeeeentamente intentando que se oiga menos. ¡Se oye lo mismo y tardando más! Confesad, pequeños, que no habéis deseado muchíiiiisimas veces que se atragante con el jodido caramelo!); los que sueltan comentarios como si descubriera en la peli perlas que los demás espectadores no, como si el guionista lo hubiera escrito sólo para él. Y lo que es peor, ve necesario compartir con el resto de la humanidad -que ha tenido la desgracia de caer en el mismo cine y en la misma sesión que él- su enorme sabiduría del tipo "ahora seguro que lo matan", " a que no consigue coger el autobús". Joder, eso se nos ocurre a todos. ¡No hay que ser un lince ni haber ido a Salamanca, leches! Además, aunque fuera un comentario tipo Garci ("se aprecia la influencia de Ford en esta secuencia") ¡qué no hemos pagado 6 euracos para oírte a tí, chaval! ¡Qué pagamos por ver y OÍR la peli! ¡No nos interesa lo que tú tienes que decir en una sala de cine sentado en la butaca! Nos interesa lo que los directores, guionistas, actores tienen que contarnos en la peli QUE HEMOS PAGADO POR VER.
Lo siento, pero me parece una falta de respeto hablar en el cine (y no digo nada de comer. No entiendo por qué la gente va al cine a cebarse. ¿Tanta hambre tienen? ¿No pueden comer antes o después? ¿No pueden pasar dos horas sin ingerir nada? Ayer ví a dos chicas con palomitas (extra grande), coca-cola (extra grande) y ¡¡¡perritos calientes!!! Fue divertido ver el tiempo que emplearon en dejar todo en el suelo hasta poder sentarse. Menos mal que se colocaron a una distancia de varios asientos lejos de mí) De verdad, no vayan nunca a la sesión de las 20.00 a los cines Ideal de Madrid un lunes día del espectador. Además, la copia de Little Miss Sunshine está fatal a la mitad de la peli.
Yo tuve que aguantar cómo un lumbreras de nuestro tiempo compartía su enorme saber no sólo con la chica que le acompañaba (también ejemplo de especimen clásico: los que van a ver una "comedia" y deciden que han de reírse por todo. ¿Por qué? Además, suele ser de las cosas que te obligan a pensar si alguien no se habrá dejado alguna puerta abierta en algún centro de reclusión de memos). Total, que éste gran sabio de nuestro tiempo creyó imprescindible compartir con su compañera una perla. Pero no en un susurro, sino con su voz normal. Comentario que era imprescindible que todos oyéramos: en el momento en el que uno de los personajes señala que es experto en Proust se oye: "el que escribió En busca del tiempo perdido". Eso es lo que tenía que compartir con nosotros: que se leyó el libro de C.O.U de Literatura. Y además tiene que hacerlo con los que hemos pagado casi 6 €. No me digan que no sería un atenuante en caso de asesinato...
Fecha: 03/12/2006
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