Vi esta obra en el teatro Galileo hace unos meses y me dio mucha pena ver que éramos sólo unas 6 personas. Me alegraría un montón que pudieran llenar el Alfil ahora que vuelven a los escenarios madrileños. Aquí va la crítica que escribí entonces:
"Dice Teatro de Malta, la compañía responsable de este montaje, que, para crearlo, se inspiró en las campañas publicitarias de captación de jóvenes para las fuerzas armadas. Lo que más les llamó la atención fue que, en los anuncios, no se menciona la palabra "guerra", actividad para la que, al fin y al cabo, se prepara un soldado.Sobre esta premisa, cuatro clowns nos cuentan lo que significa la guerra, destacando el absurdo de la instrucción, la jerarquía o la obediencia; los sentimientos de dolor, soledad, abandono y miedo que genera, así como las consecuencias de exilios, juicios, tortura, muerte... que provocan las conflictos bélicos.
Hacer reír hablando de guerra no es fácil pero Teatro de Malta lo consigue. Eso sí, hay que señalar que lo logra de forma mucho más contundente en la segunda parte del espectáculo, donde la ironía, los dobles sentidos y las situaciones enlazadas con la actualidad son más eficaces.
No es que la primera parte no merezca la pena, sino que en la explicación de los términos militares y la extensión de las referencias a la Guerra Civil no recurre tanto al humor del absurdo como en la segunda parte. Y, en la explicación de toda guerra, el absurdo tiene un papel protagonista. Desde que el espectáculo se adentra en la Segunda Guerra Mundial, gana en profundidad, aunque en ocasiones la forma un tanto brusca de pasar de un tema a otro deja un poco descolocado al espectador.
Con todo, la parodia de un juicio, el reflejo del miedo, la explicación esquemática, exacta y sencilla de la guerra de Irak o de cómo funciona una bomba de racimo nos sitúan dentro de un teatro de denuncia con humor, siempre tan necesario. Y es de destacar el trabajo de Teatro de Malta para hacer crítica mediante la comedia. Un esfuerzo difícil pero logrado."
"Dice Teatro de Malta, la compañía responsable de este montaje, que, para crearlo, se inspiró en las campañas publicitarias de captación de jóvenes para las fuerzas armadas. Lo que más les llamó la atención fue que, en los anuncios, no se menciona la palabra "guerra", actividad para la que, al fin y al cabo, se prepara un soldado.Sobre esta premisa, cuatro clowns nos cuentan lo que significa la guerra, destacando el absurdo de la instrucción, la jerarquía o la obediencia; los sentimientos de dolor, soledad, abandono y miedo que genera, así como las consecuencias de exilios, juicios, tortura, muerte... que provocan las conflictos bélicos.
Hacer reír hablando de guerra no es fácil pero Teatro de Malta lo consigue. Eso sí, hay que señalar que lo logra de forma mucho más contundente en la segunda parte del espectáculo, donde la ironía, los dobles sentidos y las situaciones enlazadas con la actualidad son más eficaces.
No es que la primera parte no merezca la pena, sino que en la explicación de los términos militares y la extensión de las referencias a la Guerra Civil no recurre tanto al humor del absurdo como en la segunda parte. Y, en la explicación de toda guerra, el absurdo tiene un papel protagonista. Desde que el espectáculo se adentra en la Segunda Guerra Mundial, gana en profundidad, aunque en ocasiones la forma un tanto brusca de pasar de un tema a otro deja un poco descolocado al espectador.
Con todo, la parodia de un juicio, el reflejo del miedo, la explicación esquemática, exacta y sencilla de la guerra de Irak o de cómo funciona una bomba de racimo nos sitúan dentro de un teatro de denuncia con humor, siempre tan necesario. Y es de destacar el trabajo de Teatro de Malta para hacer crítica mediante la comedia. Un esfuerzo difícil pero logrado."
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