lunes, 12 de marzo de 2007

Desvelando El gran secreto

¿Amamos como un género literario, teatral o cinematográfico? En mi caso, creo que me enamoro como en un melodrama musical absurdo, como en la película de Alain Resnais “On connait la chanson”, que es una de mis pelis favoritas (y que recomiendo si te gustan los musicales y las pelis francesas)…
Puede ser que vosotrxs viváis la relación sentimental como un drama, como una screw-ball, como una peli de terror, como un thriller… Ésa es la teoría que expone Albert Espinosa en la obra que representa estos días Comediants en Madrid y llamada “El gran secreto”. Para Espinosa, el teatro y el cine nos han marcado unos modelos que son los que seguimos en el amor, estamos condicionados por ellos y no somos libres en la forma de relacionarnos.
Es una teoría curiosa y quizá lo mejor de este montaje que no es reseñable por nada en particular. Aunque agradable, no emociona ni transmite y durante la hora y media pasamos sin pena ni gloria por la historia del amor en la prehistoria, la época griega, el teatro isabelino, el vodevil italiano, el teatro del absurdo… hasta llegar a la actualidad, donde las relaciones sentimentales se viven como en un combate, una competición.
Los saltos temporales se hacen un poco arbirtrarios y los intentos de originalidad (la escenografía sobre una tarima que se va transformando en los diferentes escenarios; el combate en la pareja…) se quedan en eso, intentos ya vistos. Y es una pena, porque Espinosa es un buen autor. Me temo que se nota demasiado que es una obra de encargo y que la inspiración tardó en llegar. Vamos, que el secreto podría haber permanecido oculto sin problema.
Eso sí, a destacar el trabajo de varios de los actores. A mí me gustaron especialmente los actores que hacían de Pepe y de la regidora ( y que no sé quiénes son porque en la información de la obra no consigo encontrar quién es quién).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo con la tesis de Albert Espinosa sobre la manera que tenemos de enamorarnos. Desde que nacemos tenemos dos modelos de aprendizaje sobre el amor y las formas que nos debemos enamorar: 1) como nuestros padres, forma de la cual renegamos por contraste con: 2) la forma como se enamoran en los libros, las pelis... (mucho más gooonita). Elegimos esta última forma como modelo a seguir, y así luego nos estrellamos contra la dura y cruel realidad. Porque no existen los príncipes azules ni las princesitas (paradigmas cambiantes según las modas) que nos venden en las pelis, etc. Qué lo sepan! En fins...

dana&fox dijo...

¿Y tú cómo te enamoras? ¿Como si estuvieras en una peli de suspense?

Anónimo dijo...

Jajajaja... en ocasiones como si estuviese en una de terror, que te voy a contar...